Yo soy yo


Disculpad si soy tan contundente al afirmarlo, pero es bien cierto, yo no puedo ser tú, ni otro, aunque nos parezcamos o lo intentemos.
Saber quién es este yo, mezcla de lo que los demás creen que soy, de lo que creo yo, de cómo me muestro, de cómo me ven, no es una tarea fácil y quizás no tenga fin.

Escribí el cuento Pero yo soy yo intentando reflejar la interacción de los que nos rodean

desde nuestro nacimiento en la construcción de este yo. Hay tantas personas cercanas y situaciones, vivencias, que nos ayudan o desayudan en la construcción de este yo. Tantas…

Cuando intento averiguarlo intento hacerlo como si fuera un cuento maravilloso, donde salen todos sus arquetipos: hadas, reinas, príncipes, madrastras y también los buenos y los falsos amigos. Eso me hace entender y perdonar. Nuestra vida es un cuento y deberíamos intentar vivirla así.

Y cuando ya tienes la edad que tengo, puedes mirar atrás y ver el dibujo que has hecho, como pasa en el cuento del Isak Dinesen: La cigüeña. ¿Lo conocéis? Un hombre que vivía en un faro se despierta por un grito de un pájaro desconocido, interesado e intrigado, lo va siguiendo a oscuras por los humedales con su pequeña barquita, después de darse por vencido, sin haber satisfecho su curiosidad, vuelve a casa; al día siguiente, con la luz del día, ve, desde la ventana, que ha dibujado una cigüeña.

El punto de partida siguiendo el grito del pájaro desconocido…

…fué en la calle Balmes de Barcelona, el 14 de agosto de 1948, donde aterricé, en la cama de mi abuelo mientras un grillo cantaba y le hacía compañía a mi madre.

Fue un buen nacimiento de aquellos que muchos psicólogos de ahora recomiendan, en casa, con naturalidad, dando tiempo a la madre y al bebé, respetuoso, en silencio… sólo el grillo…

Y así empezó mi dibujo

Mi entorno familiar, tanto el de mi padre como el de mi madre pasaban por momentos de luto y tristeza, el bisabuelo Ramón Sagarra, los abuelos Escardó Sagarra y sus dos hijos, especialmente el tío Ramón, celebraron con mucha alegría mi venida; habían perdido en los últimos años dos chicas, nietas, hijas y hermanas respectivamente y la llegada de una niña, es decir yo, fue una bendición. Mi abuela Carmen fue mi madrina, tocaba Chopin al piano, hablaba francés y tenía también el don de escribir, tengo sus diarios… En casa del abuelo, Joan Bas Roldós, también era un momento duro, un año antes había perdido el amor de su vida, mi abuela Mercè Campello Alario y mi llegada llenó de esperanza y alegría su corazón; él fue mi padrino y una presencia constante y muy importante en mi vida, él y mi madre me abrieron la puerta a sus libros que más adelante pude revolver y leer en total libertad, entre otras afinidades que compartimos. Intento imaginarme estos 4 primeros años que convivimos, me cuesta, en casa de él aprendí a caminar y a decir mis primeras palabras, él que era un «señor de Barcelona», tan correcto, tan ordenado, me pregunto, ahora que vivo con mi nieto, cómo le debía descolocar mi menuda presencia!

El primer giro llegó…

…cuando mis padres se independizaron y fuimos a vivir a la calle Mandri, arriba de todo, de Barcelona, a un paso del paseo de la Bonanova, donde mi abuela de joven, desde Can Bertran, veía al capitán de «coraceros» que pasaba por delante de la casa para festejarla.

Entonces ya éramos dos de los cuatro hermanos que seríamos: después de mí, Juan, Luis y Kim. Yo fuí siendo la única niña y la mayor. Dos condicionantes muy importantes en mi vida.

El segundo giro importante y significativo, fue cuando empecé a ir a la escuela, al Andersen, arriba de todo de la calle Anglí.

 

Me supe de mayor una privilegiada, fue el lugar idóneo para desarrollarme y que me pusieran bajo la piel, entra de otras buenas prácticas, las de Freinet, Montessori… Allí escribí mis primeras composiciones, hacíamos barro, pintábamos, representamos obras de teatro en una montañita cercana y en el teatro Campsa y cada día hacíamos la siesta al aire libre hasta el ingreso de bachillerato. Os lo imagináis, hasta los 9 años, haciendo siesta en gandulas en el jardín, si no llovía, claro!. Nos educaban y no nos domesticaban.

Esto unido a los largos veranos en Can Diví, en el pueblo de l’Ametlla del Vallès, una casa rodeada de kilómetros de campos, bosques, balsas, robles y otros árboles que nos hacían de casa…hicieron que todavía ahora pueda decir, como Saint Exupéry, que soy de mi infancia como de una patria.

Y va el tercero…

Esta bienaventuranza se acabó cuando empecé primero de bachillerato en el Instituto Técnico Eulalia, allí tuve buenas profesoras, de lengua, de ciencias naturales, de matemáticas que me apasionaban y de francés, todavía conservo un buen acento, pero la educación era tan diferente a la que yo había vivido: nos castigaban a todas cuando había ruido, no había observación personalizada por parte de las maestras, era una más e íbamos separados los chicos y las chicas, excepto en la biblioteca y en misa. Lloré cada día hasta las vacaciones de la primera Navidad…
después sobreviví.

 

 

Me sacaron de mi burbuja. Sólo la recuperaba durante los veranos.. y cuando leía cuentos de hadas! Para leer tranquila, me levantaba al amanecer y me escondía en el alféizar de la ventana antes que se despertasen mis hermanos y me encontrasen.

 

Suerte tuve que la Srta Rosita, la excelente guitarrista Rosa Rodes empezara a darme clases de guitarra, ella fué mi maestra durante muchos años y aún ahora soy capaz de interpretar, no tan bien como entonces, algunas de las piezas que me enseñó, entre ellas sus trémulos y arpegios. La música ha sido una buena compañera siempre y la guitarra mi cómplice en momentos esenciales y cuando cuento cuentos.

 

Estos siete años, fueron un periodo dificultoso y extraño, perdí cursos y al fin me llevaron a la Academia Anglí, en la misma calle que mi escuelita de pequeña!. Allí íbamos chicos y chicas juntos y encontré a un compañero que también había ido al Andersen, fue lo que ahora dicen mi «boyfriend» y por todo ello me recuperé y cogí fuerzas para hacer el preuniversitario.

 

 

La necesidad de aprender más, me dió un fuerte tirón que me hizo actuar, cuando terminé el «preu», mis compañeras de escuela todas ya habían empezado carrera y yo que me sentía perdida y desvalida,opté por entrar dentro del mundo de la programación de lenguajes informáticos donde en el DPI, una novedosa acadèmia, me demostraron que tenía muchas aptitudes. La enseñanza como programadora de lenguajes: FORTRAN, PL1, Sistema 3 … la recibí durante 2 años en la sede de IBM de Barcelona.

 

Mientras me matriculé en la escuela de Artes y Oficios, para compensar! Estuve haciendo cerámica y empecé a jugar con los esmaltes, que compraba a Pujol y Baucis y hacía pequeñas piezas que llevaba a cocer al Forn Batllori a Sants. Después cursé los 3 primeros cursos oficiales en la antigua sede de LLotja de la calle Avinyó en el casco antiguo de Barcelona. Dónde, bajo las directrices del escultor Francesc Carulla Serra aprendrí a trabajar el barro, buscado ritmos y sombras en los trabajos que hacia.

 

Un giro repentino de 360º, quizá dibujando el pico del pájaro, pasó al cabo de dos años en Alemania , después del viaje que programaron mi madre y su prima hermana, la tía Xon, para hacerme un lavado de cerebro, según ellas necesario para que me diera cuenta de que lo que estaba estudiando no tenía futuro, en aquel entonces a las chicas sólo nos dejaban ser perforistas, no había posibilidad de entrar dentro de los equipos informáticos de las empresas. Eran los años 68/70. Esta etapa estudiando programación de lenguajes informáticos me ayudó a entender que la tecnología debe estar al servicio de las personas y no al revés y que un ordenador, con una buena programación llega a decir lo que quieres que diga, allí donde tú quieres. Por eso en la biblioteca del Follet los niños llegaban a la información mediante los catálogos manuales, pero me estoy adelantando…

A consecuencia de esta «puesta a punto», quizás porqué una  maestra  amiga se lo insinuó a mi madre, quizás por mi adicción a la lectura, me encontré estudiando en la Escuela de Bibliotecarias.

Me matriculé y tres años después terminé la carrera y hice a la vez, la tesis y mi primer hijo, Albert junior. Me había casado con su padre Albert Palay Vallespinós hacía un año, 2 años después llegó una hija: Mercè, vivíamos en Barcelona, muy cerca del Putxet.

 

Y un nuevo giro, ahora también físicamente y muy bien acompañada: Ya había formado una familia, éramos ya cuatro en casa, cuando la adopción de mi madre, que se convirtió hasta sus 89 años en la más pequeña de la casa, nos llevó a vivir a L’Ametlla del Vallès, en la casa que hacía años mi abuelo había comprado para ella y que había sido la de veraneo cuando dejamos Can Diví. Poco después llegó nuestro tercer hijo: Jordi.

 

Y aquí   empieza una línea curva amable y redondeada: la de mi vida profesional ejerciendo de bibliotecaria, con mi familia actuando de dulce contrapunto.

Mi Hada me impulsa a hacer pequeñas colaboraciones en el mundo de las bibliotecas en centros docentes: una en el Instituto de La Garriga, donde dos jóvenes, sobre todo uno, me ayudaron a crearla y mantenerla en condiciones gracias al compromiso de su director, entonces en Santiago Cucurella y la otra la que creamos con 4 madres en la escuela pública de L’Ametlla.

 

La misma Hada que poco más tarde me llevó a concursar para entrar en El Servei de BIblioteques de la Generalitat de Catalunya y gané la plaza para ejercer mi profesión en la Biblioteca Infantil y Juvenil Can Butjosa en Parets del Vallès ,de la que fui la fundadora y la directora durante 30 años, 9 meses y 14 días.

Allí trabajé junto a la Bestia que contagia las ganas de leer y el Follet, el gnomo que fué mi cómplice e inspirador siempre, que me ayudaron a hacer de puente entre los niños, los jóvenes y los adultos de la biblioteca y los libros. Y surgieron actividades cíclicas, fijas y saltarinas entre muchas propuestas innovadoras, también los refuerzos educativos: una tv que funcionaba con libros, un Hospital para los libros, los libros de VIda.

Y para que los más pequeños, que venian con sus hermanos mayores, abrimos la biblioteca a los que solo leían aún mirando y escuchando e inauguramos la primera BEBETECA del estado español.

En ella, ganamos, en 1996, el Record Catalán del lector con carné de préstamo con edad más precoz: un bebé de 4h de vida.

 

Y a partir de ahí giros, caminos y rutas

…que se abrieron gracias a que, como mi labor haciendo de puente entre niños y libros me daba tantas gratificaciones, que cuando me invitaban, me gustaba explicarlo y compartirlo en cursos, talleres, conferencias y mediante artículos que se publicaban en revistas especializadas de literatura infantil y otras relacionadas con el mundo de los niños, la lectura o las bibliotecas.

Era mi aportación para dar a conocer una manera diferente de trabajar basada en el respeto por los niños y el mundo de la imaginación. Aquí, en la web, las podréis seguir y leer.

Todos sabemos que somos nosotros y nuestras circunstancias, tuvimos la suerte como muchos de los profesionales de entonces, de vivir unos momentos muy importantes de la literatura infantil en nuestra casa, todo era ilusión, empuje, ganas de hacer, de compartir surgieron organizaciones, grupos, asociaciones, editoriales. El Congreso de Cultura Catalana, (1975-77) fue el detonante. las recuperadas competencias de las bibliotecas de la Generalitat (1982)  junto a la expansión de las editoriales en catalán, principalmente La Galera que apostaba por ilustradores desconocidos entonces ahora famosos y autores noveles que escribiéramos corto.

Todo era acción, recreación…

A mí este movimiento de renovación me llevó a establecer relaciones, algunas todavía perduran, con profesionales de otras comunidades autónomas como Andalucía, Canarias, Galizia, Navarra y Euskadi, en Francia, Portugal, Grecia incluso al otro lado del océano: Colombia, Brasil, Buenos Aires, México muchas más que en Cataluña.

Dicen que nadie es profeta en su casa, a nivel de formación oficial fuí invisible durante años. no habría podido compartir este camino si no fuera por la Universidad de Vic (UVIC); allí fui profesora durante dos cursos del BEI (Curso de bibliotecas escolares e infantiles asignatura de 3er Curso de la carrera de Diplomatura en Biblioteconomía, sustituyendo al profesor Joan-Isidre Badell.

El curso 04/05 se puso en marcha el CEBEI(Certificado de especialización en Bibliotecas Escolares e infantiles) fruto de un convenio entre el Ayuntamiento de Parets del Vallès y La Uvic, diseñado entre Joan Badell, Mar Rayó y yo, comprendía 2 asignaturas de la Universidad y 3 que se impartían en la Biblioteca de Can Butjosa. Durante los 9 años que estuvo activo, hasta el cierre de la facultad de biblioteconomía de la UVIc, impartí dos asignaturas cada curso.

También impartí durante muchos años junto a Mercè Palay la formación sobre cuentos y cómo compartirlos en las Escuelas de verano de la misma universidad.

Una preciosa excepción son las formaciones para maestros que en los Países Catalanes, pude realizar por las demandas del Xtec, Grupo BIbliomedia, Rosa Sensat, CRP (Centro de Recursos del Profesorado) o directamente de escuelas de primaria o guarderías.

Mi forma de trabajar basada en la educación de los niños jóvenes y sus familias hacia la lectura fue mucho más comprendida desde la vertiente educativa que desde las bibliotecas, excepto en el resto de España donde el modelo de Biblioteca Educadora se esparció y reconoció.

Fruto de reflexionar sobre todo lo que había convivido con los niños, los contenidos que compartía de viva voz, a simposios, congresos y formaciones, junto con los artículos que publicaba, me hizo decidir a escribir un libro, cuando se publicó se tituló: La Biblioteca un espacio de convivencia, un espacio educador. Su intención era hacer patente esta manera de ser que me llevó a demostrar que la Biblioteca de Can Butjosa era un espacio de intervención socioeducativa.

Una biblioteca que no era para los niños sinó de los niños haciendo evidente que, niño a niño, libro a libro, la lectura es educadora por ella misma.

Trayectoria que  me fue
reconocida el any 2009
con el guardó Marta Mata
desde la Associació de Mestres Rosa Sensat.

 

Mientras también actué de jurado de premios de literatura infantil y juvenil y formé parte del Consejo Editorial de La Galera durante 5 años.

 

Desde 1997, y aún hoy en dia, soy presidenta de la Associació Cultural Cal Llibre, la ONG de la lectura, que mantiene un proyecto cultural especial e inédito donde se viven los cuentos en familia, en la escuela etc…. y que crea telarañas de lectura entre las familias, los centros de enseñanza, las bibliotecas, las residencias de ancianos, etc…

 

 

En la línea que iba dibujando con mi vida fueron apareciendo pequeñas plumas de colores,los reconocimientos públicos, que hicieron más visible tanto mi trayectoria personal como mi tarea en la biblioteca.

En 2004 recibimos por nuestra manera tan original de promover la lectura el Premio a la mejor labor hacia la lectura que otorgó por primera vez la Federación de Gremios de Editores de España a una biblioteca.

En el 2012 recibí la Medalla de la Villa del Ayuntamiento de Parets del Vallès por mi labor continuada, desde 1982, que hizo de la biblioteca de Can Butjosa un equipamiento de referencia en todo el Estado español y más allá.

En el 2013 recibimos el premio Jaume Ciurana por nuestras actividades con jóvenes voluntarios que atendían a niños con necesidades especiales, activas desde 1996.

 

En V Escola d’estiu (Escuela de Verano)  de Literatura Infantil i Juvenil del año 2014, organizada por la Abadia de Montserrat, la Universidad de Vic y la Universidad Central de Catalunya, el año 2014, me otorgaron un diploma de homenatge de la UVic por mi dedicación a la Literatura infantil y juvenil y la dinamización de los libros para niños.

 

El CLIJ/CAT celebrando sus 40 años, añadió la última pluma en noviembre del 2022 cuando me incluyó en la lista de los 40 seniors que más habíamos trabajado para difundir y ayudar a crecer la literatura dedicada a los niños.

 

Siempre he escrito, desde que aprendí a hacerlo, en un intento de explicarme la magia de la vida de cada día, lo que ven mis ojos , los de fuera, los de dentro. Algún cuento contado por un pájaro, por una hormiga llega a mis antenas y lo escribo, alguno de ellos se han publicado en colecciones de cuentos ilustrados, otros llegan al público a través de fotocopias o explicados. Aquí en la web los podréis ver y leer alguno.

Ganamos, el año 1991, junto con Gemma Sales, mi amiga ilustradora, el Premio Crítica Serra d’Or con nuestro libro “La Lluna i els miralls”

 

 

Como escritora he estado desde 2003 en los diversos programas que la ILC (Institució de les Lletres Catalanes) ha ido creando para acercar a los escritores a los Centros de Enseñanza: parvularios, escuelas de primaria, institutos,con ellos he viajado a las escuelas de toda Catalunya, a Mallorca, y a la Franja de Ponent.

He participado, como oyente y como conferenciante en Biarritz, en algunos congressos organitzats per l’AELC (Associació d’Escriptors en Llengua Catalana), en la cual estuve asociada durante años, los Galeusca, que unia a escritores de Galicia, Euskadi y Países Catalanes..En ellos nos dimos cuenta que los escritores “para pequeños”, los de la mal nombrada hermana pequeña de la literatura, nos conocíamos entre nosotros, publicamos en las mismas editoriales, nos habíamos leído!

 

En el de Andorra 4 de nosotros: Andolin Eguskitza, Rafa Gomar, Teresa Pous y yo misma, nos hicimos compañeros de pluma, en sentido real! Nos compramos la misma pluma y con ella nos escribíamos.

 

Los cuentos formaban parte de mi vida desde pequeña pero contarlos en voz alta, “Són figues d’un altre paner” como decimos en catalán. Empecé en casa con mis hijos, con los amigos, en la biblioteca y en otros lugares, escuelas, cursos, charlas… me gusta hacerlo como si los cuentos fueran secretos venidos de ves a saber dónde, me gusta contarlos y escucharlos con la misma ternura y naturalidad que la gente de la calle se explica las cosas que les afectan y me gusta compartirlos con los padres en un intento de invitarlos, de “empujarlos” a hacerlo con sus hijos, acompañándolos a descubrir cómo los cuentos nos proporcionan unos vínculos invisibles indestructibles a la vez que nos hacen crecer juntos. Creo que los cuentos son los guijarros del río de la vida, que nos ayudan a llorar cuando tenemos que llorar y a reír cuando tenemos que reír y por este motivo cuando más pronto los pongamos en las vidas de todos, mejor.

 

Y aquí estoy y por todo ello puedo decir que no soy lo que soy por lo que he hecho pero que he hecho lo que he hecho porque soy lo que soy.

Agradeciendo profundamente a todas las personas, animales y otros seres visibles e invisibles, y por supuesto los libros, que me han acompañado a crecer y a desarrollar este mundo interior que todavía me acompaña.

Y dentro de uno de ellos encontré una frase, una píldoras de verdad como esas que muchos coleccionamos, una que me mostró el camino a seguir, amar lo que se hace y esa que es una de las pequeñas verdades que me acompañan desde muy adentro y que confío se note:

Quien observa, conoce; quien conoce, ama; quien ama, protege.
Jordi Sabater Pi.

 

I què dibujo he hecho?
Me gustaría haber dibujado una águila, como las de Sussan Jeffers

 

siempre me han maravillado cuando las he visto en sueños
pero seguramente habré reseguido la silueta de un petirrojo
o de un carbonero. Los amo por igual a los dos, me acompañan casi cada día en mi jardín, nos saludamos y hablamos.

Si es que vosotros lo veis no os estéis de decirme cual es, os quedaré muy agradecida!

 

Y para acabar una cita de mi admirado amigo , el escritor Gustavo Martín Garzo “No olvide, en definitiva, que el cuento más necesario, y por el que seremos juzgados, es el que contamos sin darnos cuenta con nuestra vida”

 

Y cuento, contado… ¡Aún no está acabado!

 

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