«Biblioteca. Mes de La Paz» PRIMERAS NOTICIAS Núm. 75 (Marzo 1987)
Era lunes, el peor día de la semana, las vacaciones me habían dejado una cierta somnolencia difícil de sacudir. Cogí el bolígrafo y con desgana escribí apellido, nombre, Instituto de Bachillerato. Saqué la carpeta, el boli y el libro que había de devolver de mi cartera y colgué la chaqueta del perchero.
Lentamente dejé el vestíbulo y entré en la biblioteca. No había muchos lectores, era hora de los que, como yo, no hacemos horario de tarde.
-Hola- dije bajito a la bibliotecaria.
-¡Hola Carlos! ¿Devuelves ya el libro? aún no cumples la fecha – me dijo.
-Claro que lo devuelvo, ya he acabado el trabajo- contesté no demasiado agradablemente.
-¡Qué bien! Es un libro con cola, hay varios lectores que lo esperan, tres exactamente, ahora llamaré al primero de la lista para que venga a buscarlo. Estará contento, ha de hacer un trabajo, como tú.
Sacó el clip de una ficha que estaba cogida en una cartulina en la que había varias más y la dejó junto al teléfono. Encima de su mesa se veían papeles dibujados y sobres , ¿qué sería? Mi curiosidad me hizo preguntar.
-¿Dibujando eh? Las bibliotecarias servís para todo -dije un poco irónicamente.
-Lo dices por estos papeles, son fotocopias para enviar a las escuelas, dentro de pocos días, el 30 de enero, empezamos el mes dedicado a la Paz.
-¿A la Paz? – pero con qué me sale ésta ahora, pensé.
-Sí, a la Paz. El 30 de enero es el aniversario de la muerte de Ghandi y a nivel escolar se celebra el Día de la No-violencia y de la Paz, este año será la 24 convocatoria.
-Pero aquí en la biblioteca ¿por qué? -intenté que mi tono fuera normal aunque por dentro sintiera una cierta reticencia.
-Muchos de nuestros lectores trabajarán estos días el tema y para facilitarles la tarea buscamos artículos de revistas, recortes de periódicos, fotografías, libros, todo lo que haga referencia y con todo el material montamos una exposición y hacemos una guía de lectura. Cada año seguimos los mismos apartados y exponemos sólo lo que nos ha llegado de nuevo.
-Y para consultarlo ¿hace falta algún requisito?- me preguntaba si haría falta traer una paloma.
Ella como si leyera mi pensamiento me contestó.
-Las palomas las dibujan y recortan los más pequeños, así deseándonos paz decoran la sala. Como todo lo que hay aquí está todo a vuestro alcance directamente, sin más. Por las mañanas, fuera del horario de público, las escuelas pueden, solicitando día y hora, venir a trabajarlo aquí. ¿Quieres llevar una copia al Instituto? me harás un favor, se lo das a Pedro, el profesor de Ética, así me ahorro un sello y llegará más rápido.
No supe decirle que no. Lo metió en un sobre y me lo dió.
-Gracias Carlos. Hasta pronto.
Salí hecho polvo, ahora qué haría. La bibliotecaria conocía a mi profe, si no le daba la carta, malo; si se la daba él pensaría que estoy de acuerdo con estas pamplinas, o qué sé yo. Que pensara lo que quisiera, no me quedaba más remedio que entregarla.
Por la mañana se la di enseguida, sin hacer ningún comentario, sin decirle de quién era, con un seco:
-Profe, ¡para usted!.
El siguiente día que tuvimos clase, antes de empezar nos dijo:
-La semana que viene iremos a la Biblioteca Municipal. Esta vez iremos a trabajar el tema de la Paz. Ahora os daré el esquema que quiero que sigáis.
Tendréis todo el material a vuestro alcance y si os parece bien con todo lo que recojamos prepararemos un mural en los pasillos, así lo aprovecharán todos los alumnos de las otras clases, y gracias Carlos, por hacer de mensajero y proponer la idea.
Sentí que me ponía rojo como un tomate, todos los compañeros me miraban, y alguno decía ¡Ala Carlos! ¿conque pacifista eh? tienes golpes escondidos muchacho, ahora trabajo extra, sólo nos falta esto.
Hasta el día de visita tuve que ponerme un caparazón de tortuga y aguantar de todo, el profe se había pasado, yo no le había propuesto nada, sólo le había entregado el sobre, pero los compañeros no se lo creían y había algunos que de todo hacían mofa. ¡Qué desastre!.
Y por fin llegó el gran día.
Salimos todos juntos desde el instituto y quien más y quien menos reía y hablaba, el bullicio era general, yo me mantuve un poco al margen de todos, un poco a remolque. Me di cuenta que llegábamos a la Biblioteca por el cambio de actitud de algunos compañeros y recordé mi primera experiencia.
¿Tendrían ellos también bibliotecofobia? Las risas bajaron y esperaron nerviosamente a que el profe abriera la puerta, luego entramos, pausadamente, uno tras otro. Colgamos las chaquetas y la bibliotecaria salió a recibirnos:
-¡Buenos días a todos! Veo que sois puntuales. Adelante por favor. Recordad que estáis en una biblioteca y que tenéis que hablar bajo y comportaros correctamente.
La seguimos al interior de la sala y un Oooooohh se medio oyó, nos quedamos quietos, boquiabiertos, casi un centenar de palomas blancas colgaban, balanceándose al paso del aire caliente, de los fluorescentes del techo. Cada uno de ellas llevaba un pequeño mensaje y el nombre del lector que la había realizado. Los cristales, pintados en blanco y con motivos de paz, tamizaban la luz.
-Es realmente impresionante- pensé- qué cambiazo, no parece que esté en mi biblioteca.
Un póster gigantesco con la figura de Ghandi y el lema: NO HAY CAMINO PARA LA PAZ-LA PAZ ES EL CAMINO daba paso a la exposición.
Encima de los estantes más bajos estaba todo el material a nuestra disposición.
-Fijaros que encima de los mostradores hay un letrero que indica los apartados, son los mismos que seguimos en la guía de lectura -dijo la bibliotecaria.
-¿Guía de lectura, qué es eso? -oí que alguien murmuraba cerca de mi.
-Tened presente, antes de comenzar a buscar lo que necesitéis y empezar a hacer el trabajo, que cada cosa debe volver al lugar en el que está. En cada apartado: PACIFISMO-ARMAMENTO-DESARMAMENTO-PREMIOS NOVEL- ORGANIZACIONES-GUERRA EN EL ESPACIO-AMENAZA NUCLEAR… encontraréis también las guías de lectura de los años anteriores, el material que en ellas se cita no está expuesto pero sí se encuentra en la biblioteca. Espero que algunos de vosotros tengáis experiencia como usuarios de bibliotecas y sepáis encontrarlos.
Y después de decir esto último se giró hacia mí y me guiñó un ojo.
-Suerte que no me ha dicho nada directamente- me dije- sólo me hubiera faltado eso y por dentro le agradecí su discreción.
Manos a la obra, cada uno de nosotros, cogió su guión y nos lanzamos a la búsqueda de información.
Observé que muchos compañeros sólo cogían el material expuesto y que nadie hacía caso de las guías de lectura.
Me hice con una de ellas, la del año pasado y empecé a ojearla con detenimiento.
Caramba este libro: MANUAL DEL PACIFISTA /Andrew Wilson-Madrid: Debate, 1984 me puede ir bien, a ver… está en el 172.4 Wil, luego lo iré a buscar.
Continué leyendo y me hice una pequeña lista:
–GHANDI/Louis Fisher, Barcelona: Plaza&Janés, 1983.
–ATLAS DEL ESTADO DEL MUNDO/Michael Kidron: Ronald Segal: Eds. del Serbal 1982.
–MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA UNA GUERRA NUCLEAR.-Barna: Integral eds. 1984.
Cuando fui a los estantes a buscarlos, Margarita la bibliotecaria me llamó.
-Carlos, ven un momento por favor. Veo que has encontrado algo que te interesa, me alegro, pensé el otro día que no sería así -me sonrió- y añadió: si necesitas algo más, dímelo.
Tenía razón, había mucho más de lo que esperaba, sólo faltó que al salir, Isabel, la guapa de la clase me dijera que le había gustado mucho hacer el trabajo de aquella manera y me diera las gracias por tener la idea.
-Si ella supiera – pensé.
-¿Te importaría que viniera contigo alguna tarde a hacer los trabajos o a leer? -añadió. Además me podrías enseñar cómo buscar más información en los catálogos. ¿Se llaman así estos ficheros que tú mirabas antes?.
-Sí claro que sí, encantado, cuando quieras -le contesté.
Realmente el día fatídico se había transformado en un día MAGNÍFICO.
Biblioteca. Mes de la paz
Mercè Escardó i Bas
A: Primeras Noticias – Nº 75 – Marzo 1987
