«Biblioteca por Carlos Gómez – Viajando a Rusia» PRIMERAS NOTICIAS. Núm. 98 (julio 1990)

Queridos amigos, éste sí es mi último artículo y quizás no lo será sólo en lo que se refiere a este curso. Estoy pasando un momento bajo, así que esperaré a decirlo cuando tenga vacaciones y esté un poco más optimista. Estad tranquilos, no me despediré a la francesa, si es que decido hacerlo, después de tanto tiempo de estar juntos, sería una grosería por mi parte.

 

La verdad es que he hecho recogida de calabazas, ¿tú también? Pues ya sabes lo que significa: nada de moto, nada de salidas nocturnas, nada de nada, y además:

 

-Carlos, me parece que dedicas demasiado tiempo a leer y también a escribir esos artículos tuyos. Creo que sería mejor que dedicaras más tiempo a estudiar…

 

Esto cada vez que me atrapan con un libro-libro en las manos. Ahora ya saben que estoy aquí con vosotros, aunque mi nueva máquina es silenciosa, no es muda. Es decir, no me andaré por las ramas y atacaré por las lecturas «recomendadas» (eso quiere decir con las que cada uno haga lo que le viene en gana) antes de que me regañen y me suelten el discurso. Este verano en las bibliovacaciones de mi «querida biblioteca», dejadme que os lo explique, hemos decidido irnos hasta Rusia y viajar desde Moscú a Vladivostok en el transiberiano, el tren con más largo recorrido del mundo, casi 10.000 kilómetros. Como en la biblioteca tenemos casi casi la misma cantidad de libros, hemos pensado jugar con la idea. Cada libro de la Guía de lectura equivale a 300 kilómetros, y los restantes de la biblioteca, 100 kilómetros. Cada uno de nosotros tenemos nuestro mapa y un marcador para ir controlando el recorrido y marcar nuestra propia y más adecuada velocidad de lectura. En la biblioteca, que se ha transformado también en un auténtico vagón de tren de madera de la mejor calidad, hay también un mapa ¡enorme! en el que cada lector podrá colocar su chincheta de color y hacernos partícipes de cómo le va el viaje.

 

Así que, por todo ello, me permitiréis que mi primera lectura, puede que la segunda y aunque no os parezca tan bien, la tercera, estén dedicadas a este país y sacadas de la Guía de lectura de este año.

 

Este libro de este autor búlgaro juega con las muñecas rusas, las matrioskas, y con el hecho de que estén unas dentro de otras. Un día, un maestro carpintero encuentra una madera muy vieja y especial con la que hace una bella muñeca. Tanto la quiere que decide no venderla y quedársela. Cada día, cuando se levanta por la mañana, la saluda con cariño y le dice:

-¡Buenos días! querida Matrioska, ¿estás bien?. Y Matrioska, claro está, no dice nada. Sólo sonríe. Hasta que una mañana…

 

El segundo es también un libro especial

Está escrito y dibujado por Valerio Carrick pintor oficial de la corte de Nicolás II, nada más y nada menos. Con él viajamos hasta la Rusia de los zares, de las nieves y de los animales que habitan en sus bosques los gatos, las zorras, los conejos, los osos…

 

**El río Amur se encuentra en la tercera etapa de nuestro viaje. Sólo los más lectores llegarán a conocerlo, claro que si queréis empezar con él de buenas a primeras…

Este libro contiene treinta y un cuentos sacados de la tradición oral de las etnias que viven en el Río Amur. Son cuentos que recogen costumbres y creencias, leyendas y tradiciones.

 

Y por último, un relato muy especial que nos relata la vida de los «ail» , las aldeas rusas, y de los habitantes de la estepa durante la Segunda Guerra Mundial.

En esta misma colección podéis encontrar tres libros más de este mismo autor. En el que reseñamos es una historia de amor de verdad entre dos jóvenes con sorpresa y miedo. Descubren que se quieren y todo esto los llevará a enfrentarse con todo el mundo que los rodea y los separa.

 

Y ahora, una recomendación de última hora. No os olvidéis de los autores rusos más conocidos: Gorki, Dostoyeski, Toistoi, Chejov, Gogol, Korolenko, ni tampoco de los cuentos tradicionales rusos recogidos por Afanasiev y publicados por la Gaya Ciencia, Anaya… Ni tampoco de los libros publicados por la editorial Ráduga de Moscú, podéis encontrar en nuestro país. ¡Ay! casi se me olvida citar la poesía de Maakosvski.

 

Bien, me parece que me he pasado un poco en el tema, pero es que las horas que me paso en mi vagó del Transiberiano, con música de canciones infantiles rusas acompañándome, me han influido mucho, ¿se nota?.

¡Adiós amigos!

Y hasta…

Carlos Gómez

 

Viajando a Rusia

BIBLIOTECA de Carlos Gomez  por Mercè Escardó i Bas

A:  PRIMERAS NOTICIAS., núm. 98, juliol 1990

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