«Navidad, Biblionavidad» PRIMERAS NOTICIAS. Núm. 74 (Febrero 1987)

 

Brr ¡Qué frío hace hoy!

 

Apresuré mis pasos intentando entrar en calor, me abroché la chaqueta hasta el último botón y enterré mis manos en la profundidad de sus bolsillos.

 

La calle estaba animada, la gente iba de un lado a otro con la nariz roja y el paso ligero; la bufanda y guantes de lana vestían de colores las aceras grises y aún mojadas por la lluvia reciente.

 

Me gustaba el ruido de las hojas secas que pisaba.

 

El otoño ya había acabado y el invierno ya estaba aquí, ¡bastante que lo notaba! el primer trimestre del curso ya había terminado y las vacaciones de Navidad estaban recién servidas.

 

Había quedado con un compañero de clase para ir de tiendas y empezar a hacer lista para Reyes pero me quedaba al menos una hora larga…

Recordé de pronto que no estaba lejos de la Biblioteca y que me podría refugiar en ella mientras tanto. Con paso decidido me encaminé hacia allí.

 

Entré sacudiéndome los pies en la alfombrilla y saludé al señor Miguel, el vigilante:

 

-Buenas tardes, ¡qué bien se está aquí dentro, con el frío que hace fuera!

 

Me contestó amablemente, ¡puede que me reconozca ya! – pensé.

 

Colgué la chaqueta mientras meditaba en lo bien que me sentía y lo rápido que me había familiarizado con la biblioteca y sonreí recordando mis miedos del primer día.

 

La sala estaba casi vacía, eran días de compras y de preparativos navideños, me sorprendí al entrar.

 

-¿Qué es esta luminosidad extraña? La luz que lo ilumina todo tiene resplandores dorados y de el ambiente un cálido tono. ¿Por qué debe ser?.

 

Miré detenidamente a mi alrededor y me pareció que el tiempo se había detenido, la poca gente que había leía con aspecto relajado respirando imperceptiblemente. La sección de consulta, siempre un hervidero estaba desierta, ¡Qué demonios pasa aquí hoy! estuve a punto de decir en voz alta.

 

Me dí cuenta que de las lámparas colgaban pequeñas estrellitas doradas que, como hiedras trepadoras, se movían al paso del aire caliente y reflejaban la luz produciendo destellos dorados que llegaban a todos los rincones de la sala.

 

-¡Eso era la luz extraña! Aquí dentro también se han preparado para la Navidad y los lectores están de vacaciones como yo, no hay trabajos para presentar al día siguiente, ni tareas por acabar; respiré hondo y me dispuse a dejarme seducir por las circunstancias.

 

Frente a mi y casi a mitad de la sala había muchos libros expuestos y en primera fila un montón de fotocopias todas iguales. Me fijé en la primera:

GUÍA DE LECTURA. NAVIDADES 1986.

 

-¿Qué debía ser eso? La leí con curiosidad y detenimiento, era una lista de libros  sobre el tema de Navidad. Indicaba el autor, el título, el pie de imprenta y a la izquierda la signatura para poder localizar el libro sin tener que consultar los catálogos. Como fichas resumidas.

 

-¡Ajá! ¡y los libros son los que están expuestos!.

 

Cogí una lista y me senté en los cojines del fondo esperando encontrar algo entretenido que me ayudara a pasar el rato que me quedaba.

 

Me decidí por el asesinato de papá Noel, no sería demasiado tiempo ya, y podía acabar la historia como a mi me conviniera.

 

Lo que me temía, ya era hora de marcharme. Dejé el libro encima de la mesa y me disponía a irme cuando flojito oí mi nombre:

 

-Carlos.

Me giré rápidamente. ¿Quién me llamaba?. Era la señora-señorita bibliotecaria pero, ¿cómo sabía mi nombre?.

 

Me acerqué a su mesa y sonriendo me dio mi carnet de préstamo.

 

-Ahora ya podrás llevarte libros a casa por una semana, ¿lo sabes ,no? si deseas tenerlo más tiempo puedes pedir prórroga. ¿Quieres estrenarlo hoy?.

 

-¿Puedo llevarme algún libro referente a la Navidad? -pregunté yo.

 

-Los que están en exposición no pueden salir ahora de la biblioteca, así pueden ser consultados por más gente -comentó ella.

 

-Pues así volveré otro día a leerlos y escogeré con más tranquilidad, ahora se me está haciendo tarde.

 

-Ten, coge nuestra felicitación. Y, ¡Felices Navidades!.

 

Le di las gracias y salí. Le eché una ojeada al folleto que me había dado, era una poesía de Navidad con una ilustración muy bonita, detrás había una pequeña biografía del autor y la bibliografía.

 

-Vaya -pensé. Otra guía de lectura. Dos en el mismo día. Qué casualidad, eso es tener suerte, no saber qué es una cosa y en la misma tarde aprenderlo ¡por partida doble!.

Navidad, Biblionavidad

Mercè Escardó i Bas

A:  Primeras Noticias. Núm 74. Gener 1987

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